La elección de la especie en las plantaciones forestales
Antes de planificar una nueva plantación hay que tener en cuenta que un factor determinante en el éxito de la misma es la calidad del terreno disponible y que, en función de ella, se debe elegir la especie que mejor se adapte al terreno y al lugar. Resulta antieconómico y frustrante elegir una especie que no sea apta para el terreno a repoblar.
En los buenos suelos, profundos, ricos y bien drenados, casi todas las especies forestales crecen bien. Los problemas de elección surgen cuando el terreno es de baja calidad y ofrece características poco apropiadas para las especies más exigentes.
Entre las especies más exigentes de terrenos de buena calidad se encuentran la mayoría de las frondosas caducifolias, y entre los más sufridos se encuentran los eucaliptos y los pinos.
Terrenos aptos para frondosas caducifolias
En general, los suelos más fértiles, profundos y con buen drenaje se consideran aptos para la plantación de frondosas caducifolias, aunque cada árbol tiene unos requerimientos específicos, de los cuales resumimos los más utilizados habitualmente.
Abedul (Betula sp.): tolera suelos muy ácidos, pobres en nutrientes e incluso con encharcamientos estacionales, pero no le convienen los suelos ligeros o demasiado secos y filtrantes, especialmente en exposición sur.
Roble americano (Quercus rubra): no es muy exigente en cuanto a riqueza mineral, pero requiere suelos profundos para desarrollar su raíz pivotante. Se adapta bien a suelos de textura franca y con un perfil rico en materia orgánica. No tolera el agua estancada, la sequedad del suelo y la presencia de caliza.
Roble del país (Quercus robur): es una especie muy plástica, vive casi en cualquier lugar pero donde se pueden obtener unos buenos crecimientos y madera de calidad, es allí donde los suelos son profundos y frescos, con mucha materia orgánica y con buen drenaje.
Castaño (Castanea sp.): necesita suelos con una profundidad de 50 cm o más, no tolera suelos mal drenados. No soporta la presencia de caliza activa en el suelo. El contenido de materia orgánica debe ser alto.
Cerezo (Prunus sp.): crece bien tanto en suelos arenosos, ligeramente ácidos, como en suelos calizos. Necesita suelos profundos y frescos y los terrenos más bien llanos.
Fresno (Fraxinus sp.): es una especie propia de ambientes ripícolas, idónea para riberas de ríos y arroyos, terrenos frescos y saneados de humedad, situados al pie de una ladera o terrenos llanos de textura ligera, con una capa freática permanente a cierta profundidad, ricos en materia orgánica y nutrientes y sitios resguardados.
Nogal (Juglans sp.): requiere suelos profundos, muy fértiles, ligeramente ácidos y poco compactos, con buena aireación. No le gustan los suelos arcillosos poco estructurados. Crece bien en suelos arenosos si están suficientemente abastecidos de agua, especialmente en el verano, y tienen un alto contenido en materia orgánica.