Autoctonía en especies forestales
Este texto fue escrito por Juan José Villarino (fallecido en 2016) para ser publicado en la revista O Monte, nº 59 en 2016
Juan José Villarino Urtiaga
Ingeniero de Montes, exprofesor de Silvicultura de la Universidad de Santiago de Compostela
Las bases del debate
La cuestión de si un árbol forestal es autóctono o no, formulada de esta manera, puede dar al profano la falsa impresión de que estamos hablando de un atributo o cualidad de la propia especie. Como esto no es precisamente así, es necesario establecer desde el principio un marco conceptual mínimo que posibilite una discusión racional del tema.
Los puntos a tener en cuenta son al menos los tres siguientes:
1º.- El taxón o unidad taxonómica. Normalmente será la especie, aunque también podría considerarse una categoría superior (el género) o inferior (subespecie o variedad).
2º.- El área geográfico-ecológica en la que se postula la autoctonía de la especie.
Una especie puede no estar presente en una zona relativamente reducida en extensión de su área de distribución natural (un municipio o una comarca, por ejemplo) y sin embargo reaparecer cuando se aumenta el área estudiada; este hecho lleva a la conclusión de que carece de sentido rebajar excesivamente la extensión de las áreas de referencia.
La Galicia atlántica forma parte del área de bosques eurosiberianos del viejo continente y esta parte del Reino Floral Holártico que incluye además las correspondientes de Norteamérica.
La Pseudotsuga menziesii plantada en Galicia difícilmente puede considerarse como exótica cuando proviene de localizaciones dentro del mismo Reino Floral.
En ocasiones surgen controversias que tienen como origen discrepancias en la adscripción taxonómica de la especie. Como ejemplo de esto último, diré que en años relativamente recientes fue publicada una cita de Betula pendula, abedul supuestamente nativo, en el municipio de Guntín, a unos 20 km de Lugo. Resulta que hoy en día está generalmente admitido que la denominación correcta para las poblaciones de abedules de Galicia es la de Betula celtibérica, sería lógico concluir que es esta última especie la que está presente como autóctona en la región (Meseta Central de Lugo). Betula pendula no es autóctona de Galicia, pero eso no debe privarnos del reconocimiento de que muestra buena adaptación al medio -al menos en las áreas con mayor presencia de abedules nativos-; y además de que su valor ornamental es superior al del autóctono B. celtiberica.
3º.- La necesidad de tomar en consideración cuestiones dinámico-temporales en conjunción con las anteriormente citadas. Este punto, por su relevancia, merece la apertura de un nuevo epígrafe.
Reconocimiento del dinamismo
El caso de las especies relictas, encerradas en enclaves reducidos y desprovistas de posibilidades de expansión fuera de los refugios que permiten su supervivencia a corto plazo, es un buen ejemplo de que "autóctono" no siempre resulta sinónimo de "competitivo en el medio natural". Sobre ellos pende la amenaza de extinción, que puede llegar a hacerse efectiva como resultado de un agravamiento imprevisto de las condiciones ambientales, provocado quizás por la aparición de alguna perturbación catastrófica: incendios, plagas de insectos, etc.
Y a la inversa, una especie no presente en un momento determinado puede acabar apareciendo en el sitio como consecuencia de la culminación de una dinámica migratoria si se cumplen las dos condiciones siguientes:
- Que el borde de la zona de distribución no esté demasiado alejado (y sin que en el itinerario existan barreras naturales insuperables) y
- Que el proceso se vea favorecido por una adecuada adaptación de la especie: producción abundante y frecuente de semillas de fácil dispersión; rápida germinación de las semillas, rápido crecimiento de los brinzales y corto plazo para la fructificación de las plantas de la siguiente generación.
El laurel, Prunus laurocerasus L.
RUIZ DE LA TORRE consigna como área de distribución natural de la especie “Caucasia, Persia y Este de los Balcanes”. Esta última área, los Balcanes orientales, podría referirse a la región histórica de Tracia, que actualmente incluye la zona europea de Turquía más la franja más oriental de Grecia y la parte SE de Bulgaria. Llegados a este punto, sería particularmente interesante poder disponer de un buen mapa del área de distribución y, más de modo específico, de una descripción de las características de ese borde occidental en el Este de los Balcanes e incluso en este caso, de alguna evaluación de posibles pautas migratorias.
No disponiendo de tales herramientas y sin más información que la arriba expuesta, intentaré llegar a alguna deducción que nos pueda ser de cierta utilidad.
La comparación entre las áreas de distribución de dos especies puede permitirnos deducir algunas características ecológicas, al menos en términos relativos. Así, en el caso de Prunus lusitanica y Prunus laurocerasus, parece lógico suponer que este último tiene una mejor adaptación en zonas con un clima algo continental y frío en invierno.
En Galicia ya sabemos que el laurel muestra una buena capacidad de adaptación al medio y un apreciable potencial regenerativo, tanto a través de semillas como vegetativamente, aunque en mi opinión el hecho de considerarla como una especie invasora y excluyente es una manifiesta exageración.
RIGUEIRO et al. incluyen Prunus laurocerasus como medicinal en su libro “Guía de Plantas Medicinales de Galicia” y RUIZ DE LA TORRE señala que las hojas se utilizan en farmacia y que de ellas también se obtiene la esencia de almendras amargas en repostería. Otras fuentes indican como propiedades medicinales, un efecto sedante sobre el sistema nervioso, y también que las semillas, por su alto contenido en ácido cianhídrico, son tóxicas.
Aunque no es originario de Galicia, hay que tener en cuenta que el área de distribución natural del laurel se sitúa relativamente cerca, y en un ámbito latitudinal parejo, en la región de los Balcanes de Europa oriental.
La pregunta clave es si la especie presenta o no algún tipo de cualidades que justifiquen su uso en el espacio agroforestal; y sin duda alguna hay que reconocer que sí tiene esas cualidades:
- Porque el laurel es una especie rústica y adaptable en una amplia variedad de tipos de estaciones agroforestales.
- Porque tiene utilidad en la instalación de setos cortavientos.
- Porque tiene usos medicinales y gastronómicos.
- Porque es fácil de reproducir, ahorrando dinero en la adquisición de planta de vivero.
- Y por último, porque tiene aceptación social en el medio rural gallego.
Los eucaliptos nitens y gigante
Los eucaliptos nitens y delegatensis o gigantea están bien adaptados a zonas de inviernos fríos, donde se hiela globulus. De los dos, nitens es el de más reciente introducido en laTerra Chá lucense.
El eucalipto gigante (Eucalyptus delegatensis) ya se plantaba en los años 70. Tiene muy buena adaptación en la comarca, un crecimiento muy rápido -particularmente en diámetro- y se regenera naturalmente, tanto por rebrotes de cepa como por semilla, de modo que tras una corta el terreno se vuelve a repoblar de nuevo sin coste alguno para el propietario.
En cambio, nitens no se regenera naturalmente, lo que impone una silvicultura similar a la del pino radiata o insigne, con nuevo trabajo del terreno y plantación después de la corta a hecho.
Parece que los “poderes fácticos” están interesados en promover el uso de nitens y ante este hecho cabe preguntarse cuál puede ser la razón:
¿Será porque la madera de nitens tiene alguna cualidad especial? Porque a igual precio parece indiscutible que el gigante es más rentable.
¿O será porque al capital del sector le conviene más el tipo de silvicultura del nitens con sus consiguientes inversiones en laboreo y plantación cada pocos años en el mismo sitio?
Realmente no sé qué pensar. Quizás algún lector pueda tener alguna buena explicación para mi pregunta.
Saber, no lo sé, pero lo que sospecho es que quienes conocen a fondo el tema no son lectores de publicaciones sobre silvicultura; lo que leen son revistas como The Wall Street Journal, The Economist, etc.
Y para finalizar, una cita bibliográfica
STEPHEN H SPURR y BURTON V BARNES son dos reconocidos ecólogos forestales norteamericanos. Su obra conjunta Forest Ecology -de la que poseo una traducción al español-, es considerada como una de las referencias básicas dentro de la literatura sobre la ecología forestal.
Para no alargar demasiado la cita, me limitaré a transcribir dos o tres párrafos en los que los autores destacan, -por si el lector decide recoger el guante-, un nuevo enfoque de la disciplina: el concepto biocéntrico.
"Desde un punto de vista biocéntrico, dejan de tener sentido los conceptos en oposición de especies nativas e introducidas o foráneas. Caracterizar una planta o un animal como de tipo exótico o autóctono es determinarlo sólo desde el punto de vista de nuestra relación con ellos”.
“Para la arce que está creciendo en un lugar, es intrascendente si sus semillas aladas se dispersan por sus propios medios o si son ayudadas o arrastradas por las alas de un aeroplano”.
"El ecosistema está formado por todas las plantas y animales que se encuentran en un punto del espacio y en un instante determinado. Todos los individuos migraron al lugar transportados por el viento, animales, agua o seres humanos. Una vez que se encuentran en un lugar y se adaptan a las condiciones medioambientales, son miembros del ecosistema local hasta que ellos mismos o sus descendientes sean eliminados de él".